Dentro de ese 22% de trabajadores que alargan su jornada, el 77% presenta un elevado nivel de estrés, el 30% ha sido objeto de actos y conductas de hostigamiento, el 6% ha sido víctima de comportamientos violentos o conflictivos, y el 1% reconoce directamente «sentirse quemado».
Los síntomas que con más frecuencia reconocen las personas encuestadas por UGT son la sensación de cansancio y fatiga (47%), molestias en el cuello (40%), problemas para conciliar el sueño y sensación de tensión e irritabilidad (ambas con un 35%), dolor de cabeza (32%) y dificultades para concentrarse (29%).
Otro dato es que el 6% de los encuestados que trabajan más de 40 horas semanales declara haber estado de baja en algún momento del último año, siendo las causas más frecuentes ansiedad (42%), estrés y depresión (ambas con un 34%).
Por sexos, los hombres realizan las jornadas laborales más largas, un 58% de ellos lo hacen frente al 28% entre las mujeres. No obstante, el 46% de ellas trabajan entre 35 y 40 horas a la semana, porcentaje superior al de los varones (42%).
El sindicato advierte de que «es imprescindible atajar e impedir la costumbre, cada vez más extendida, de prolongar las jornadas de trabajo, casi siempre de forma innecesaria y resultado de una equivocada organización del trabajo».