Unos 3 metros mide la gran pila de correo de Anne Cohen, 54 años, madre de cuatro hijos y merecedora de la atención de cientos de productos de cosméticos, tarjetas de crédito y promociones que le llueven a diario en su buzón.
Convertir lo indeseado en un objeto deseado fue la motivación de Anne, quien aprovechó la dimensión crítica del arte para protestar contra esta forma de invasión a la privacidad que afecta a millones de británicos, cansados de tener un buzón únicamente al servicio de la publicidad.
«Sólo quiero mostrarle a la gente lo que pasa y que ellos lleguen a sus propias conclusiones», señaló la artista a la BBC.