Agencias – Los medios japoneses llaman la atención desde hace varios meses sobre este problema, que afecta concretamente a jóvenes trabajadores en situación precaria que no ganan bastante dinero como para vivir en Tokio y otras ciudades con alquileres muy elevados.
Omnipresentes en las ciudades del país, los cibercafés están a menudo equipados no solo con ordenadores conectados a internet, sino también con sofás, expendedores de bebidas y cómics.
A veces ofrecen la posibilidad de comer e incluso ducharse y comprar ropa interior.
Una estancia de cinco horas en un cibercafé de este tipo en Tokio cuesta casi 3.000 yenes (20 euros), incluyendo la comida.
Inicialmente estas comodidades estaban destinadas a los empleados de la tienda que deseasen descansar unas horas o a los habitantes de las afueras que perdían su último tren para volver a casa.
La investigación del ministerio de Trabajo, Sanidad y Asuntos Sociales, cuyos resultados serán conocidos a finales de año, pretende valorar el número de ‘refugiados de los cibercafés’, conocer más precisamente su modo de vida y proponer soluciones al problema.
En colaboración con ONG’s de lucha contra la pobreza, los investigadores visitarán 3.000 cibercafés a través del país e interrogarán a clientes y empleados sobre el asunto