Cada día más chicas muestran su cuerpo (voluntariamente) en Internet

Chicas InternetChicas adolescentes, poca ropa y pose provocativa a la vista del mundo en una página web parece motivo de escándalo y comentarios del estilo “¡esta juventud está perdida!”

Claudio Barros / Los Andes – ¿Pero vale la pena rasgarse las vestiduras por una tendencia que crece y se impone? Definitivamente no, dicen los profesionales que instan a ver que el problema no es la acción de las adolescentes, sino más bien las deficiencias del sistema legal respecto al avance tecnológico y la poca educación sexual, que parece un tabú que se rompe muy lentamente.

“En esta vorágine de erotizar el cuerpo no se dan cuenta que al exponerse pueden perder el control de la situación. Por suerte ya hay educación sexual que habla de los permisos de la sexualidad sin necesidad de terminar con esta exhibición”, expresa Alejandrina Román de Giro, psicóloga y educadora sexual.

Muchos sitios son usados por miles de adolescentes para exponerse al juicio popular y quienes los administran tratan de evitar problemas legales, aunque la realidad evidencia un vacío legal. “Si parecen muy chicas no las pongo, pero si una chica de 14 años parece de 20 no tengo forma de saberlo. Si me gusta la foto, la subo”, aclara Alejandro Sena, creador de altapendeja.com. “La ley es siempre lenta y va detrás de los avances tecnológicos y eso se suple con una buena educación sexual. Así padres y chicos tienen conductas protectoras. Así sus fantasías las pueden escribir o filmar pero no subirlas a una página que llega a todo el mundo”, manifiesta Román de Giro.

Se mira y no se toca

Pero ¿Qué dicen las chicas? “Es un reflejo de la histeria que tenemos todas. Es una cuestión de ego, el mismo que alimento en la facultad cuando voy con un escote”, dice Mariana (20), una chaqueña que ahora vive en Corrientes. Yemina (19), que vive en Capital Federal, lo define de otra forma: “La primera vez fue un juego y cuando me llegaron comentarios lindos, seguí”. Lo lúdico es el principal motor y parece ser la excusa que todo lo permite. “Me divierte muchísimo, pero suele pasar que que los pibes son babosos y te dicen cualquiera”, explica Florencia (19) desde Adrogué, en Buenos Aires.

¿Y papás, novios y amigos que opinan? “Mis viejos bardean bastante porque no se sienten seguros, pero una vez se quedaron al lado mío cuando mandaba fotos y chateaba y se dieron cuenta de que no es como dicen”, cuenta Florencia. A los padres que controlan se suman los resignados, como los de Mariana. “Mis viejos creen que es uno más de mis caprichos, como cuando cambié de carrera. Supongo que dirán ‘dejala, ya se le va a pasar eso de las fotos”. Otras, no dicen nada a sus padres por temor, pero se animan con sus novios aunque, como relata Yemina, no siempre cae bien. “A mi novio al principio no le gustaba, discutimos y nos peleamos. Pero volvimos y ahora él me saca algunas fotos que publico”.

De eso, sí habla

“Es una ironía de la vida, por un lado se erotiza y por el otro a nivel mundial ha bajado el deseo sexual por estrés y otros factores. Estos juegos de erotización son una incitación sexual que no termina en sexo. Es una histeria propia de los tiempos”, sostiene la especialista. Para las chicas también es un juego que no pasa a la acción de lo que se sugiere. “Algunos pibes creen que por que mandás fotos sos una puta”, dice Florencia y Mariana asegura: “Me saco fotos sola y sin nadie molestando. Es como seducir, pero sin pagar los costos”. Sin embargo, nada es gratuito y a pesar del aparente control, hay cosas que no se ven como peligrosas. “El riesgo es que no saben quiénes las miran. Existen y se han desbaratado redes de parafílicos (personas con desviaciones sexuales) que las terminan metiendo a una red de prostitución”, afirma la psicóloga.

Visto así, una adolescente en casa frente a su PC está tan expuesta como una que sale a bailar con sus amigas. Pero claro, no hace falta prender fuego la computadora para acabar con el peligro. “Creo que la clave es educar a la población y que se le dé a la sexualidad la parte que le corresponde, ni que es la única ni la más importante, sino una parte más; así vamos a entrar en una etapa más de reflexión, de valoración de la sexualidad como un elemento que nos humanice y que no se limite a vernos como un objeto”, concluye Román de Giro