El sacerdote italiano Antonio Rungi, que había lanzado un concurso en Internet para elegir a la monja más guapa del país, suspendió momentáneamente la iniciativa al considerar que se había creado demasiada «confusión» y tras haber recibido algunas críticas.
Con un comunicado, Rungi había pedido a las religiosas y novicias entre 18 y 40 años que mandasen sus fotos para participar en un concurso de belleza, que acabaría «con algunos prejuicios sobre que se hacen monjas las chicas menos atractivas».
El sacerdote ha explicado que decidió cancelar la iniciativa al considerar que ha sido «mal interpretada», pues su objetivo era sólo «contar a través de Internet la vida en los conventos y los relatos más bellos de la vida de las religiosas».
«Es una iniciativa que disminuye el papel de las monjas consagradas a Dios, a las misiones, a las obra de caridad, y a los más indefensos», rezaba un comunicado emitido por el presidente de la Asociación Cultural de Docentes Católicos, Alberto Giannino.
Rungi ha afirmado que tras publicarse la noticia del concurso recibió a través de su cuaderno de bitácora en Internet (blog) «duras injurias» y amenazas de «ir al infierno».
El religioso ha aclarado que el concurso quería ser una «provocación» para «llamar la atención sobre el mundo de las monjas, a menudo poco valorado», y sobre «la falta de vocaciones entre las mujeres italianas».
Rungi aseguró que se retomará el «concurso» sólo cuando se entienda «la bondad de la iniciativa» y no se mal interprete la iniciativa.