Congreso de EE.UU. autoriza las escuchas telefónicas y el control del correo electrónico sin orden judicial

nsa-petitEl proyecto de ley, que entrará en vigor con la firma de Bush, permite las escuchas de llamadas telefónicas, así como interceptar correos electrónicos, de personas en Estados Unidos que se comunican con individuos en el extranjero.

Agencias – La Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que da poder a las agencias de espionaje del país para realizar escuchas sin autorización judicial por seis meses, después de que el Senado diera ayer su visto bueno.

La Cámara ratificó la propuesta por 227 votos a favor y 183 en contra, con lo que dio un triunfo al presidente George W. Bush, que ha descrito esa autorización como esencial para proteger al país.

El Senado aprobó la medida por 60 votos a favor y 28 en contra. Con ello, Bush ha logrado que el Congreso, pese a estar controlado por los demócratas, legalice por seis meses uno de los programas más polémicos de su presidencia.

Transcurrido ese período, los legisladores deben volver a analizar sus cláusulas principales.

El proyecto de ley, que entrará en vigor con la firma de Bush, permite las escuchas de llamadas telefónicas, así como interceptar correos electrónicos, de personas en Estados Unidos que se comunican con individuos en el extranjero.

Para ello es necesario tan sólo que el director nacional de inteligencia y el fiscal general aprueben las escuchas.

La norma que el proyecto modifica, conocida como «Ley de Supervisión de Datos de Inteligencia sobre Extranjeros» (FISA, por su sigla en inglés)» y que data de 1978, requiere la autorización de un tribunal especial para esas escuchas.

A pesar de esa norma, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, el Gobierno puso en marcha un programa secreto para interceptar sin permiso judicial las conversaciones de personas en Estados Unidos con alguien en el extranjero, cuando la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, en inglés) sospechaba que alguno de los dos pertenecía a Al Qaeda o a otro grupo terrorista.

Los líderes demócratas en la Cámara presentaron ayer un proyecto de ley más moderado que requería supervisión judicial del programa de espionaje.

El Director Nacional de Inteligencia, Mike McConnell, socavó la iniciativa al enviar una carta en la que dijo que el proyecto demócrata no le permitiría llevar a cabo su responsabilidad «para dar advertencias y proteger a la nación».

Al final, los líderes del partido de la oposición no lograron el apoyo de dos tercios de los escaños, el número necesario para superar un posible veto presidencial.

Esa derrota les ganó las críticas de las organizaciones de defensa de los derechos civiles.

«Es impresionante que la administración pueda torcer el brazo» a un Congreso dominado por los demócratas, dijo hoy en un comunicado Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU, en inglés).

En cambio, Bush señaló hoy que el texto «da a nuestros profesionales de inteligencia la autoridad y las herramientas legales que necesitan para mantener seguro a Estados Unidos».

La Casa Blanca ha colocado todo su peso para empujar la balanza de su lado y el presidente llegó a amenazar con convocar una sesión de emergencia del Congreso, como le permite la ley, para que los legisladores no se fueran de vacaciones sin resolver el tema.

La Cámara Baja dio su visto bueno al proyecto de ley el sábado por la noche, en una jornada especial convocada tras aplazar por un día su receso de verano.

Durante el debate del pleno, que duró unos 90 minutos, algunos demócratas denunciaron que el nuevo poder en manos de la NSA es anticonstitucional.

La demócrata Debbie Wasserman Schultz destacó que la medida «permite al Gobierno espiar a los estadounidenses sin ninguna sospecha de actividad delictiva».

«Cuando alguien te llame desde el extranjero, el gobierno puede escuchar lo que dices», alertó a sus conciudadanos la también demócrata Anna Eshoo.

Incluso algún republicano manifestó objeciones. Jeff Flake señaló que le preocupa que el fiscal general no tenga la obligación de informar al Congreso sobre el programa.

«Así fue como nos enteramos de los abusos de la Agencia de Seguridad Nacional», señaló Flake, quien aún así dijo que votaría a favor del proyecto.

En cambio, John Boehner, el líder de los republicanos en la Cámara, rechazó esas objeciones. «¿Por qué deberíamos atar las manos de los servicios de inteligencia cuando nos enfrentamos a una amenaza creciente (de terrorismo)?», se preguntó.