No debe haber nadie a quien le moleste más que suene un celular que al juez Robert Restaino.
Agencias - En marzo de 2005, irritado porque sonó un celular mientras estaba en juicio, Restaino exigió que le entregaran el aparato. Al ver que no salía el "culpable", el juez ordenó la detención de las 46 personas y los envió a la cárcel para que fueran requisados. Los que no pudieron pagar fianza se quedaron encerrados un buen rato.
Unas horas después el juez dejó que se marcharan, cuando le dijeron que había periodistas llamando.
El episodio le ha costado el puesto a Restaino, que fue retirado de su cargo el martes por un panel judicial.
El presidente de la comisión judicial de Nueva York señaló que en esas dos horas una "inexplicable locura" se apoderó de Restaino.
El juez comentó que había estado atravesando un difícil momento personal. Su abogado dice que planea apelar.
