El derecho a la intimidad vive sus horas más bajas a causa de internet

Eber BanegaEl vídeo difundido en la red del futbolista argentino Eber Banega masturbándose ante una webcam ha encendido el debate sobre la supuesta impunidad del ataque a la intimidad en internet, delito que han sufrido otros famosos como el actor Colin Farrell y la nadadora Laure Manadou, informa la agencia EFE.

Agencias – El vídeo del reciente fichaje del Valencia emparenta con el que difundió la despechada novia del intérprete de ‘Daredevil’ en 2006; con las fotos de la protagonista de la serie infantil ‘High School Musical’, Vanessa Hudgens, en 2007, o, en el mismo año, el de las poses eróticas que fueron captadas en la intimidad a la deportista francesa por su ex pareja.

Y es que la venganza puede servirse fría y virtual gracias a la red, pero, según la abogada Ofelia Tejerina, experta en Derecho y nuevas tecnologías y defensora del usuario en la Asociación de Internautas de España, no de forma impune.

‘Los mecanismos y las garantías de protección para cualquier lesión al derecho al honor o a la intimidad son exactamente iguales que en la vida real y ya están establecidos en las leyes’, explica en una entrevista con Efe.

Tejerina reconoce sin embargo que, a la hora de buscar culpables, ‘por su naturaleza, internet hace las cosas más complicadas, pero no imposibles’.

‘Los tribunales competentes son los del país donde se ha producido el daño y esos son los que tienen que actuar. Tienen que localizar con las tecnologías que tenemos ahora mismo, desde dónde se ha hecho’, explica.

La parte virtual deja un rastro que sí se puede seguir, pero es en la vida física donde empiezan las dificultades de la investigación, señala la abogada, que añade que en la mayoría de los casos se acaba dando, ‘mediante ingeniería social’, con un culpable en el entorno cercano del afectado.

En el caso de los famosos ese entorno ‘es muchísimo más amplio, pero no deja de ser posible localizar al culpable’, y apostilla que, a la hora de calibrar la pena, ‘se tiene en cuenta hasta qué punto uno tiene derecho a exigir respeto a su intimidad’ si habla de ella habitualmente con los medios.

En cualquier caso, los culpables ‘no son conscientes del nivel penal que se puede alcanzar’, pero no suelen llegar a la cárcel porque habitualmente no tienen antecedentes penales, según Tejerina.

La letrada asevera que estos delitos ocupan ‘el veinte o el quince por ciento’ de las quejas que reciben en la Asociación de Internautas.

‘¿Existe el crimen perfecto? En la red sí, pero en la realidad también. Pero, ¿no se encuentra a los pederastas? Sí, y cada vez más gracias al avance tecnológico’, agrega.

Esos progresos técnicos facilitan la investigación, pero al mismo tiempo hacen cada vez más sofisticados los métodos para capturar imágenes.

Los móviles son tan silenciosos que en India se ha desarrollado toda una tradición ‘voyeur’ y en Corea, por ejemplo, se obligó en 2004 a los fabricantes a crear teléfonos cuyas cámaras emitan un sonido de 65 decibelios -algunos más que una conversación humana- al tomar una fotografía.

En España, medio millar de foros y páginas web albergan fotos de bañistas anónimas en bikini o en top-less capturadas en las playas con teléfonos móviles y en la red páginas como www.videosrobados.es ofrecen un variado catálogo de imágenes de anónimos practicando sexo, duchándose o cambiándose de ropa.

El caso más sonado fue el de ‘pillados.com’ y lo que hace que esa página siga en internet es que en esas páginas ‘cualquier marca física que identifique -no sólo la cara, sino también tatuajes o cicatrices- es borrada en el vídeo’ y así no violan el derecho a la intimidad, explica Tejerina.

Existen también ‘troyanos’ a través de la webcam, piratas informáticos que conectan las cámaras de un ordenador desde un equipo distinto y pueden ver lo que alcance las mismas, como le sucedió a una joven que habitaba en la localidad estadounidense de Pierce County, a la que hace cuatro años le tomaron imágenes desnuda gracias a este método.

En su caso, el culpable había sido un hombre con el que la joven compartió una conversación de chat, pero más llamativo fue el del italiano que, en 2007, llenó su casa de cámaras ocultas para filmar vídeos clandestinos de su mujer y colgarlos en una página web que tituló ‘miamoglie’ (mimujer).

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