Un veredicto récord sobre patentes de 1.520 millones de dólares (unos 1.160 millones de euros) contra Microsoft dará previsiblemente ánimos a los fabricantes de ordenadores y programas en su pulso para que se revise el sistema estadounidense de patentes
El fallo del jueves en favor de la empresa francesa Alcatel-Lucent fue citado inmediatamente por sus críticos como un ejemplo de por qué el Congreso y los tribunales deben reducir la influencia que los dueños de patentes tienen sobre empresas como Microsoft.
«Esta es otra señal de que nuestro sistema de patentes ha descarrilado», dijo Ed Black, responsable de la asociación industrial de ordenadores y comunicaciones, un grupo de presión del sector.
El tribunal federal de San Diego concluyó que Microsoft había infringido patentes de audio propiedad de Alcatel-Lucent. El fabricante de software dijo que primero pedirá al juez que elimine el fallo y que apelará si es necesario.
La cantidad fue la mayor otorgada hasta ahora en un caso de patentes en Estados Unidos y se produjo en un momento en el que el sistema de patentes está siendo escrutado tanto por el Congreso como por el Tribunal Supremo.
«Esto afecta a todo el mundo que tenga un MP3», dijo Stephen Becker, abogado de patentes de la empresa McDermott Will & Emery. «No afecta sólo a los fabricantes de tecnología compleja».
Los fabricantes de ordenadores y de software han argumentado que el sistema da demasiado poder a los dueños de las patentes, muchos de los cuales no comercializan ningún producto limitándose a demandar a aquellas empresas cuyos productos podrían «violar» en cierta medida sus invenciones. «Viven exclusivamente de chantajear a empresas rentables», afirma una fuente que pone como ejemplos las multiples demandas que vienen soportando todo tipo de empresas en los últimos años.
La polémica saltó a la escena cuando una pequeña empresa consiguió vencer en los tribunales a Microsoft por haber desarrollado un sistema de incorporar pequeñas piezas de software en programas multimedia que más tarde fue usado por la industria de internet para incorporar los plugins en los navegadores. La victoria de «Eolas» provocó que tanto Microsoft como otros fabricantes se vieran obligados a modificar sus navegadores si no querían pagar cifras millonarias por la licencia de un pequeño recurso que se había convertido en clave en una internet basada en los contenidos multimedia.
Más recientemente, el año pasado otra pequeña empresa estuvo a punto de conseguir un requerimiento para parar los dispositivos de correo electrónico inalámbrico de las populares Blackberry de Research In Motion.
El caso dio ímpetu a una legislación que había sido impulsada durante años por la industria del software que facilitaría la disputa y la retirada de patentes deficientes, y podría limitar los daños en casos, como el de MP3 contra Microsoft, donde la violación afecta a una pequeña parte del producto.
Los esfuerzos para revisar el sistema de estancaron el año pasado en el Congreso, en parte por las reservas de las compañías farmacéuticas y de otras industrias cuyo valor reside fundamentalmente en las patentes registradas o compradas a grupos de investigación.