Las siete «nuevas» Maravillas del Mundo serán designadas mañana sábado en Lisboa pero el proceso de elección, que movilizó a través de internet y por teléfono a 70 millones de personas, no cuenta con el respaldo de la UNESCO y de otros organismos que velan por la protección de nuestro patrimonio histórico.
Poco más de un mes antes de la proclamación de los resultados, diez sitios lideraban la competencia entre los 21 preseleccionados: la Acrópolis de Atenas, la antigua ciudad maya de Chichen Itza en México, el Coliseo de Roma, la Torre Eiffel en París, la Gran Muralla de China, las ruinas incas de Machu Pichu en Perú, la ciudad troglodita de Petra en Jordania, las estatuas de la Isla de Pascua, las piedras de Stonehenge, en Gran Bretaña, y el mausoleo del Taj Mahal en India.
Les siguen los templos de Angkor (Camboya), la Alhambra de Granada (España), Santa Sofía en Estambul (Turquía), el templo Koyomizu (Japón), la Plaza Roja y el Kremlin en Moscú, el castillo de Neuschwanstein (Alemania), la Estatua de la Libertad en Nueva York, la estatua de Cristo que domina a Río de Janeiro, la Opera de Sydney y la antigua ciudad de Tombuctú (Mali).
Las 21 preselecciones fueron elegidas en enero de 2006 entre 77 sitios por un jurado integrado por arquitectos prestigiosos y el ex director general de la UNESCO, Federico Mayor.
La campaña para designar a las siete Maravillas del mundo moderno fue organizada por el viajero y cineasta suizo Bernard Weber después de que los talibanes destruyeron a los Budas gigantes de Bamiyán, en 2001.
«La idea consiste en estimular el diálogo cultural y el respeto cultural recíproco», explicó a la AFP Tia Viering, la portavoz de esta iniciativa privada.
«Nosotros deseamos que las personas miren el mundo a su alrededor con ojos diferentes y aprecien su propia cultura y la de los otros», añadió.
El voto tendrá su epílogo el sábado durante una ceremonia transmitida por televisión desde un estadio de Lisboa.
Objetivos poco claros y discriminación entre naciones
Esta iniciativa también tiene sus detractores.
«Esta campaña no es ni democrática ni científica«, denunció Nicole Bolomey, una especialista de la UNESCO con sede en India.
Según ella, la atención se centró en un pequeño número de monumentos ya muy célebres, desviando así la mirada de lugares que están en peligro, lo cual es una actitud opuesta a la que guía a la UNESCO para definir el patrimonio de la humanidad.
>»El Taj Mahal no corre peligro de derrumbarse mañana, mientras que muchos sitios en India están en peligro», explicó.
Por su parte, Rosa Blanco, directora de Educación del organismo, sostuvo que «no legitimamos esta iniciativa, en nuestro programa de patrimonio mundial tenemos ya inscrito más de 800 sitios, tanto culturales como naturales o mixtos (…) Es un proceso muy riguroso, donde las autoridades de los países se tienen que comprometer a tomar medidas para proteger el patrimonio».
Además agregó que «en este concurso no está muy claro como va a ser este tema de la preservación«.
Las críticas van más allá de la mera elección y cuestionan el método elegido para la votación.
Gobernantes de países como Brasil o China han llamado a sus ciudadanos a votar masivamente por sus monumentos lo que proporcionará a estos una ventaja sobre otros situados en aquellos países que apenas cuentan con acceso a internet o teléfonos móviles.
Es el caso por ejemplo de Camboya. Los responsables culturales de este país dudan que los templos de Angkor se encuentren entre los ganadores. «Pocos camboyanos tienen acceso a internet, y aunque todo el pueblo camboyano votase, eso no sería suficiente»
El jefe de las antigüedades egipcias, SAI Hawass, calificó por su parte a este concurso de «operación publicitaria«. Las pirámides egipcias de Gizeh –la única de las Maravillas antiguas que resistió al paso del tiempo– fueron declaradas «fuera de concurso«, pues ya habían sido nombradas «maravilla del mundo en forma honoraria» por los organizadores
¿Y donde va el dinero?
Los expertos culturales también se preguntan porque se eligió preferentemente el sistema de elección por SMS y no se limito a Internet.
La Fundación Weber se queda con el 50% o más de los ingresos de los SMSs y en algunos países ha vendido la licencia a operadores locales que se quedan también con un porcentaje del dinero recaudado.
Weber, dice un experto de la UNESCO, ha dicho que el dinero será empleado en restaurar los monumentos pero no hay constancia de que haya iniciado contactos con nadie para ese fin.
Lo que nadie puede dudar es que este nuevo concurso mundial ha generado miles de consultas sobre monumentos desconocidos por millones de personas y que eso puede promocionar las visitas a los lugares que los acogen.
Aunque también deberemos estar atentos a ver si Weber cumple con su compromiso e invierte el dinero recogido (que pueden ser centenares de millones de euros) en la conservación de los monumentos. Veremos