La defensa intransigente de los derechos de autor y el modelo de internet por comunidades impuesta por sitios como MySpace y YouTube son algunos de los factores que están llevando a la lucrativa industria pornográfica on line a la mayor crisis de su historia.
Así lo vaticinó Regina Lynn, una de las más voces más respetadas en la prensa y la blogosfera estadounidense en temas relacionados con la convergencia entre sexo y tecnología, quien afirmó en su espacio en el magazine Wired que «el Web 2.0 está dejando atrás al porno».
El Web 2.0, el nombre con el cual se conoce a las páginas de internet focalizadas en contenidos generados por los usuarios, sería incompatible con las actuales pretenciones de las páginas para adultos, según Lynn, quien pone como ejemplo la bajísima frecuencia con la cual un internauta recomienda un link porno, comparado con lo que sucede con contenidos de otro tipo.
Lynn asegura que el internet actual se basa en la comunidad, y esta a su vez en «interactividad y personalización. Dada la naturaleza interactiva del sexo y la naturaleza personal del porno, uno pensaría que los sitios para adultos estarían en la cresta de la ola del Web 2.0, pero con unas notables excepciones, no lo están».
Añadió que el celo con el cual la industria pornográfica protege su contenido es contraproducente, ya que impide que su producto principal, las imágenes, sean expuestas a través de buscadores, los cuales permiten obtener una valiosa estadística sobre los gustos de los usuarios.
Otro de los problemas para la pornografía, según Lynn, será acceder al mundo del contenido compartido por usuario, como lo hacen YouTube o MySpace, ya que la normativa en vigor, al menos en Estados Unidos, los obligaría a guardar un registro de sus usuarios, un aspecto que las redes sociales pueden pasar por alto.
La blogger conluyó que toda vez que la mayoría de los jóvenes con edad promedio de 16 años usan internet con el modelo comunitario, cuando crezcan y pueden acceder a los sitios para adultos van a esperar el mismo tipo de web y, al no encontrarlo, «se van a aburrir».