Son los productos de moda y las ventas van en aumento. Además de su pequeño tamaño ofrecen una novedad que no pasado desapercibida por los analista, la presencia de Linux en un gran número de modelos como sistema operativo.
Microsoft ha dominado durante años el mercado de los PCS, sean de sobremesa o portátiles. Era difícil imaginar que otro sistema operativa pudiera hacerle sombra y robarle una parte de su mercado.
El sistema operativo de código libre Linux ha sido siempre «esa» alternativa dispuesta a tomar el relevo aunque a pesar de los años transcurridos, las decenas de distribuciones que han ido aparecido y el apoyo implícito de administraciones y gobiernos nunca ha conseguido sobrepasar ese minúsculo 1% del mercado.
Y llegaron los ultra portátiles
Mientras Negroponte se codeaba con políticos y asistía a todo tipo de conferencias mundiales para promocionar su proyecto de portátil barato, la firma taiwanesa Asustek iba desarrollando un dispositivo que revolucionaría el mercado, el Eee.
Se trataba de un pequeño portátil con pantalla de 8 pulgadas, sin disco duro y operando bajo una distribución propia de Linux. Asus justificaba esa decisión argumentando que el coste de la licencia de los sistemas operativos de Microsoft encarecía un dispositivo que para tener éxito en el mercado debía venderse en los 299 dólares.
Además, el desarrollo de una distribución pensada exclusivamente para el dispositivo presentaba enormes ventajas: optimización, una mejora en el rendimiento y una rapidez comparable a los equipos de sobremesa.
El éxito sorprendió a Asus y otras compañías siguieron su ejemplo. De la noche a la mañana, las tiendas se llenaban con «portátiles» operando bajo Linux. Lo que los gobierno no habían conseguido tirando dinero a espuertas lo había logrado una compañía al vender un equipo ligero y económico.
Microsoft responde.
Al gigante le sorprendió lo que estaba sucediendo e intento posicionar «Vista» en ese mercado a través de licencias más económicas para los fabricantes. No tuvo éxito, Vista consume tantos recursos que dejaba al ultra portátil frito.
Su siguiente paso fue aprovechar el merecido prestigio alcanzado por Windows XP para convertirlo como alternativa a Linux. Desarrolló una licencia especial y ofreció ese sistema a buen precio a los fabricantes. La acogida fue buena pero aún hoy por hoy los netbooks Windows cuestan, como mínimo, 100 euros más que los equipados con Linux.
Se disparan las ventas
Según ABI Research en el 2003 estos dispositivos serán tan populares que las ventas alcanzaran las 200 millones de unidades.
Para la consultora, dos ganadores se perfilan: Intel como proveedor de procesadores (superando a Via, pionera en este mercado) y Linux.
La mayoría de los fabricantes ofrecen el ultra portátil en dos versiones: Linux o Windows. Los precios son distintos, siendo siempre la opción Linux más barata.
Uno de los hándicaps para la venta de los equipos basados en Linux es el desconocimiento por parte de los consumidores de la potencia de este sistema operativo, capaz de doblar el performance, de cualquiera que venga con Windows y la incompatibilidad con algunos periféricos que no disponen de los drivers adecuados.
Los analistas creen que es un camino a largo alcance y que si Linux es capaz de jugar bien sus cartas lo tiene más fácil que nunca para alcanzar al consumidor final. ¿Serán capaces los desarrolladores Linux de aprovechar el momento y no desaprovechar la ocasión?… la baza esta en sus manos pero una oportunidad así no se presenta siempre.
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